A menudo pensamos que enamorarnos depende de nosotros y que no elegimos el lugar ni el momento. Pero si la amistad es la clave para un amor duradero, ¿por qué no empezar por ahí? Dejemos de lado el romance engañoso y pensemos en el enamoramiento como algo que ambas partes trabajan y preparan para llegar a un compromiso.
Se necesitan todos los ingredientes que utilizaríamos para crear una amistad duradera, como la fe, la paciencia, la honestidad, la bondad, la perseverancia, la integridad, la generosidad y la disciplina. Por desgracia, numerosos amantes modernos carecen de estos ingredientes, y sólo aportan un cóctel químico a la pareja, lo cual no permite alcanzar una relación estable.
Los maestros en jardinería saben cómo huir de las malas hierbas, ¿verdad? Ellos saben que los productos químicos no son la solución con el tiempo. Pues lo mismo pasa con el amor. El objetivo de una relación tiene que ser la construcción de un espacio que permite crecer más allá de la libertad, sin olvidarnos de cultivar las virtudes mencionadas anteriormente. Sin ellas, no estaremos preparados para recibir al Amor.
Estas preguntas nos ayudarán para adquirir virtudes, preguntándonos qué es lo normal y esforzándonos para lograr algo mejor, sin entrar en una zona de confort:
Después de haceros estas preguntas, no olvidéis que, si queréis cultivar un amor verdadero, es imprescindible dejarle su despacio para que crezca y florezca de forma duradera.