Si te levantas cada mañana para una sesión de yoga y sientes que no estás más flexible, que tus posturas son aún muy rígidas y que estás más estresada que nunca, ¡no te frustres! Tal vez sea porque te estás equivocando con ciertos hábitos, y sólo sea cuestión de rectificarlos. Mira si entras en el marco de los tres errores siguientes:
Si le dices a tu profesor de yoga que no puedes hacer tal o tal postura, que necesitas o no necesitas tal cosa, o que tu cuerpo no te permite hacer ciertos movimientos, estás equivocada. No digo que no conozcas tu cuerpo, pero tu profesor está aquí para ayudarte con las diferentes posturas y guiarte en tu evolución. Si no pruebas, no sabrás. Tienes que ser receptiva, no bloquearte y dejarte guiar.
No respetar tu cuerpo puede incluir varias cosas como no hidratarte lo suficiente, ignorar una lesión que tienes, no darle a tu cuerpo el descanso que necesita o no alimentarte bien. Es esencial aprender a escuchar tu cuerpo y conocer sus limitaciones físicas, para así practicar el yoga de forma más profunda y adecuada.
Savasana es una de las posturas de yoga más importantes de la clase. Se practica habitualmente al final y te permite alcanzar una relajación absoluta y consciente, además de rejuvenecer el cuerpo, la mente y el espíritu. De ninguna manera te puedes saltar esta postura, y, de hecho, escaparte de la clase en ese momento, es una falta de respeto hacia tu profesor.
Si te has reconocido en uno o más de estos errores, no te preocupes, sólo tienes que rectificar, y te aseguro que no tardarás en ver los resultados beneficiosos del yoga.