Muchas personas piensan que comer limpio es hacer una dieta para bajar de peso, pero no. Se trata de incorporar hábitos saludables a tu vida, comiendo alimentos menos procesados y con mayor cantidad de nutrientes. Más allá de cuidar tu peso y tu imagen, comer limpio te trae beneficios internos que, a largo plazo, tu cuerpo te agradecerá.
A continuación, comparto con vosotras algunos trucos para empezar a adoptar este estilo de vida:
Elige alimentos en su estado natural, o cerca de estarlo. Es decir, si compras alimentos en un paquete cuya etiqueta pone más de un ingrediente, es muy probable que sea un alimento procesado.
La comida orgánica es mucho más rica en vitaminas, minerales y nutrientes, además de ser más sabrosa y menos expuesta a hormonas, antibióticos y productos químicos. Empieza con la fruta, la verdura, la carne y los productos lácteos.
Cuantos más ingredientes lees en la etiqueta, más procesada es la comida. Por lo tanto, menos es mejor.
Verduras como las espinacas, las acelgas, la rúcula, etc. son unas increíbles fuentes de vitaminas A, C, E et K, además de tener un alto contenido en fibra. Así que empieza a añadir estos ricos alimentos a tus platos favoritos.
Al eliminar los alimentos dulces no nutritivos de tu dieta, notarás los beneficios inmediatamente, estarás más energético a lo largo del día, tendrás menos dolores de cabeza y te sentirás simplemente mejor.
Puedes sustituir el trigo por otras alternativas más sanas, y así olvidarte de muchos problemas gastrointestinales.
¡Abandona ya este hábito! Mucha gente piensa que los alimentos o las bebidas “light”, con edulcorantes ayudan a perder peso, pero no es así. Es mejor comprar alimentos naturales y añadir por ejemplo frutas para endulzarlos.
Haz una limpieza general en tu dispensa y también en tu nevera, y retira todos los alimentos procesado y poco saludables.
Cómo verás, es bastante sencillo incorporar unos hábitos más saludables a tu vida cotidiana. Así que no lo dudes y empieza a pensar “limpio” 😉