Ya lo sabemos, el ejercicio es esencial para nuestra salud y nuestro bienestar. Sin embargo, si se convierte en algo estresante que sólo persigues para obtener resultados, puede que no sea la solución. Es evidente que tu cuerpo necesita moverse, pero también tienes que disfrutar, comer alimentos naturales, tener relaciones sanas y básicamente encontrar un equilibrio que beneficie a tu salud física y mental.
¿En qué casos el ejercicio no es la solución?
Si tu único objetivo es perder peso y si te centras sólo en las calorías que estás quemando, te pondrás en modo estrés, tu cuerpo liberará una hormona llamada cortisol, y querrá compensar la pérdida de energía con comida. Por eso, no podrás perder los últimos kilos. Tienes que cambiar el enfoque, no estresarte y obsesionarte con tu peso, y disfrutar del ejercicio. Los kilos ya se irán solos.
Si notas que tu cuerpo se resiste con algún ejercicio, tal vez tengas que hacer un esfuerzo para luego ver la recompensa, pero a veces no es así. Tienes que aprender a ver cuándo tu cuerpo no puede más y necesita un descanso, para luego volver con más fuerza y más energía.
No siempre se puede hacer ejercicio de la misma manera y con la misma fuerza. Es importante adaptar tus ejercicios con tu estado de ánimo y lo que necesitas en ese momento. Por ejemplo, running cuando estás muy estresada o yoga cuando no tienes mucha energía. En todo caso, siempre tienes que buscar ese reto que te aporte una sensación de bienestar.
Solemos pensar que acabar rendida significa que hemos hecho un buen trabajo, pero no es así. Un buen ejercicio no te quita energía, sino que te la da, y te hace sentir más fuerte y más saludable. Si estás agotada, tal vez debas probar otro deporte.
No veas el ejercicio como un enemigo con el que tienes que convivir, sino como un aliado que te hará más fuerte, más feliz y que te llenará de energía.