¿Sabías que aproximadamente un 20% de las personas envueltas en una relación monógama engañan a su pareja?” Es cierto que las razones del engaño no son siempre las mismas, pero todos intentan justificar y racionalizar su comportamiento, y en particular los hombres. Se aferran firmemente a la negación y se niegan en ser los culpables. Es más, esta situación puede incluso durar años, hasta que la infidelidad sea descubierta. Sin embargo, hay que explicar que, a pesar de esta versión de negación de los hombres, existen generalmente unas verdaderas razones por las que engañan:
Su falta de seguridad les lleva a buscar la validación externa. Necesitan sentirse deseados y queridos.
Piensan que una pareja les tiene que satisfacer sexualmente en todo momento. Y al ver que no es así, buscan fuera lo que no tienen en casa.
Confunden la atracción inicial con el amor y no entienden que, con el tiempo, esa atracción deja lugar a otra forma de intimar.
Quieren dejar la relación, pero en vez de afrontar la situación y romper, engañan y obligan a su pareja a tomar la decisión.
Sienten que se merecen algo especial porque lo valen. Por eso buscan lo que les corresponde a través de la infidelidad sexual.
Básicamente, crecieron en un hogar disfuncional en el que aprendieron que no se podía confiar en otra persona. O tal vez estén usando el engaño como vía de escape de las heridas emocionales que no han cicatrizado.
Pueden tener algún tipo de adicción que afecta su toma de decisión y les lleva a actuar de forma impulsiva. También es posible que tengan una adicción al sexo.
En ningún momento han pensado en la monogamia como algo necesario, y siempre han pensado en mentir y engañar sin remordimientos.
Si bien es verdad que pueden existir varios factores que llevan a engañar, siempre hay otra opción. Si uno no quiere, no lo hace, y pide ayuda si la necesita.