¿Te cuesta sentarte y no moverte para meditar? No pasa nada, no hace falta permanecer sentada para una sesión de meditación. Puedes abrir tu tercer ojo y ser tan consciente en movimiento como quieta. Sólo se trata de ser más consciente y tener la mente clara.
Siempre que puedas, camina en contacto con la naturaleza, céntrate en tu respiración mientras caminas. Luego, toma consciencia de tu cuerpo y de tus pies en contacto con la tierra, y nombra todo lo que ves a tu alrededor. Eso te permitirá tener toda tu atención en el momento presente.
Nadar es una forma natural de meditar. El agua tiene verdaderos poderes terapéuticos y relajantes. Céntrate en el agua sobre tu piel y en los movimientos de tus piernas y brazos.
La terapia del baile siempre ha sido utilizada. Permite conectar el cuerpo y la mente, además de reducir la ansiedad. Los diferentes ritmos de la música te ayudan a conectar con tus emociones y sentimientos.
Una de las practicas más antiguas y más eficaces de meditar es el yoga. Te permite crear una conexión entre tu mente y tu cuerpo gracias a unos movimientos suaves.
Es casi imposible oír la ansiedad cuando cantas, sobre todo en una clase de yoga. Sube el volumen de la radio y canta con todo tu corazón y tu alma. Los beneficios se harán notar enseguida y disfrutarás mucho.
Tal vez estar quieta no sea lo tuyo, pero no es ninguna excusa para no meditar y beneficiarte de todos los poderes de la meditación. Así que manos a la obra e prueba todas las otras opciones que tienes.