Cada vez más personas se proponen comer menos y mejor, hacer más ejercicio, etc. En definitiva, adelgazar y estar en forma. De hecho, la gente se ve preocupada por su peso ya que, hoy en día, el sobrepeso y la obesidad han alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. Sin embargo, a pesar de las ganas, muchas veces fracasamos y no conseguimos perder el peso propuesto. Pero ¿por qué? Acerquémonos a la historia y la biología humana y veamos qué hay en nuestros genes.

Descendemos de miles y miles de generaciones de humanos que sobrevivieron al hambre, atiborrándose siempre que tenían comida a su disposición. Sin embargo, los genes han sido modificados desde entonces y ahora ansiamos azúcar, proteínas, sal, y almacenamos todo exceso de calorías en forma de grasa, que es quemada en momento de necesidad.

No es sorprendente que algunos cambios genéticos de almacenamiento de grasa son más frecuentes para las personas cuyos antepasados pasaban hambre. Para ellos, acumular grasa era beneficioso, pero luego, cuando la comida volvió a ser abundante y la actividad física se desplomó, esta capacidad a acumular se convirtió en un inconveniente. Eso es lo que genera la obesidad y la diabetes.

Por otra parte, nuestros cuerpos están hechos para defender cualquier peso que llevemos. Al perder peso, nuestras hormonas hacen que tengamos más hambre, nuestro metabolismo se ralentiza y por lo tanto quemamos menos calorías. Por eso, es más fácil no ganar peso que perder peso.

Luego viene el tema del ejercicio físico. Algunos de nosotros tenemos una mutación genética especifica que nos hace más propensos a buscar emociones. Eso se debe a unos antepasados cuya supervivencia dependía de la caza, la peleas, etc. Pero hoy, estar sentado detrás de una mesa, frente a un ordenador, hace que podemos perfectamente sobrevivir sin movernos casi. Y si no compensamos esta falta de actividad por algún ejercicio, nuestras acciones ya no coinciden con nuestros genes.

Con todo eso, no quiero decir que muchas personas no consigan romper con las probabilidades y quitarse esos kilitos, comiendo mejor y haciendo ejercicio, pero es verdad que cada vez más personas sufren el efecto yo-yo, si es que consiguen bajar de peso en un primer tiempo.

A pesar de todas las razones que pueden ir en nuestra contra, no hay que rendirse porque comer sano y moverse son lo más importante para mejorar la salud, reducir el riesgo de diabetes, la presión arterial y las enfermedades del corazón.

Por lo tanto, si tu cuerpo se resiste en perder peso, piensa que puede ser por una incapacidad a superar los inconvenientes de tener los mismos genes que permitieron a nuestros antepasados sobrevivir. Pero tu salud vale la pena luchar y llevar una vida sana.