Todos sabemos que la obesidad es uno de los mayores problemas de salud hoy en día. Hace unos años, los expertos asumían que la causa de este problema se debía al consumo excesivo de calorías y a un estilo de vida sedentario. Sin embargo, la realidad parece ahora más compleja y estamos viendo que otros factores contribuyen a esta epidemia.

Por qué no consigues perder peso

1. Exposición a toxinas ambientales.

Nuestra vida actual nos lleva a estar constantemente en contacto con productos químicos, tales como el champú, los alimentos, envases, materiales de construcción, productos de limpieza, etc. Entre los que se han asociado con la obesidad, se encuentran los descriptores endocrinos (EDC), que incluyen el bisfenos A y los ftalatos, que están sobre todo en plásticos y productos de cuidado personal.

2. Cambios en tu microbioma.

El microbioma, población de bacterias y otros microrganismos que viven en nuestros cuerpos, puede también influir en el crecimiento de la obesidad. Las investigaciones en curso dicen que el uso creciente de los edulcorantes artificiales y alimentos procesados, tienen efectivamente un impacto negativo sobre las bacterias en el intestino. De hecho, se ha establecido una estrecha relación entre el microbioma intestinal, la obesidad y la resistencia a la insulina, así que tenemos que empezar a comer alimentos probioticos.

3. El uso de antidepresivos recetados.

El consumo de antidepresivos se ha visto disparado y ha subido de un 400 en los últimos 20 años, y uno de los efectos secundarios de estos fármacos es el aumento de peso.

4. Estrés crónico y cortisol.

Hoy en día el estrés es uno de los enemigos principales de las personas obesas. La conexión entre el estrés y la obesidad se basa principalmente en las hormonas, y especialmente la hormona del estrés, llamada cortisol. Cuando los niveles de estrés están elevados, también lo está el nivel de cortisol, lo que puede aumentar el apetito, y por lo tanto generar un aumento de peso.

5. La falta de sueño.

Se ha demostrado que hay una clara relación entre la falta de sueño y la obesidad. De hecho, las personas que duermen de 7 a 9 horas por noche son menos propensas a la obesidad que las que duermen menos de 6 horas.

6. Metabolismo más lento.

La lucha contra el aumento de peso se convierte para algunas una eterna lucha que implica restringir las calorías durante un tiempo, para luego experimentar el efecto yo-yo. Esta fluctuación de peso puede llevar a una reducción de la tasa metabólica, lo que se convierte en un obstáculo importante para perder peso.

Por lo tanto, si necesitas perder peso y llegar a un peso saludable, es evidente que comer sano y hacer ejercicio son puntos claves, sin embargo, se trata de cuidar también nuestro bienestar mental, físico, hormonal, sexual y digestivo, y hacer que trabajen en armonía.