Educar a tu hijo para que coma saludable no es tarea fácil, ya que cualquier alimento nuevo, cualquier sabor o textura diferente, no será obligatoriamente aceptado con los ojos cerrados. Para que la comida se convierta en un hábito saludable y no en una pesadilla, te propongo que involucres a tu hijo en la planificación y preparación de las comidas, para que esas sean finalmente una actividad familiar divertida.
A continuación, cinco pasos para que tu hijo se convierta en un amante de la buena comida:
Ya que eso requiere un cierto tiempo que tal vez no tengas cada día, para empezar, elije un día a la semana para cocinar en familia, y pregúntale a tu hijo qué le gustaría preparar. Puedes proponer varios ingredientes, algunas recetas, y, sobre todo, explícale que cada comida tiene que llevar verduras, proteínas magras y cereales. Luego, deja que él decida qué cocinar.
Una vez hayáis decidido hacer una receta, hay que preparar la lista de la compra e ir al súper. Insiste sobre la importante de mantenerse a la lista. Si las gominolas no están en la lista, no se pueden comprar, y si tu hijo sugiere comprar algo saludable, le puedes agradecer la sugerencia, pero explícale que no tienes receta para ese ingrediente hoy. Será mejor buscar primero una receta y comprarlo la semana siguiente.
Cuando el día de cocinar juntos llega, asigna a tu hijo una tarea y algún utensilio que pueda asumir por su edad. Deja que se instale sobre la mesa y prepara con él el sitio para que esté cómodo y seguro.
Es importante que toda la familia se siente para disfrutar de una cena juntos. Los niños que cenan en familia suelen tener una dieta más saludable, rendir mejor en el cole y estar más sanos.
No te puedo asegurar que tu hijo cambie de un día a otro sólo por cenar juntos, pero tienes que insistir. Tal vez se resista a probar alimentos nuevos, pero en algún momento cederá si eres perseverante. Cuando no quiere comer lo que hay en su plato, no desesperes, y déjalo encima de la mesa mientras el resto de la familia cena. Sobre todo, no propongas un plan B. Si al final no cena y tiene hambre más tarde, le puedes volver a proponer su cena u otro producto saludable como un yogur.
Prueba esas técnicas y verás lo mucho que podéis disfrutar los dos cocinando y comprando juntos. Tu hijo descubrirá cada semana nuevos alimentos, adoptará unos hábitos saludables, y a los dos os encantará pasar más tiempo juntos.