El arte perdido de la disculpa

¿Quién no ha sufrido por alguien y/o ha hecho daño, sea accidental o intencionalmente? Algunas heridas pueden hacer un daño irreparable y acabar con una relación. Pero ¿por qué nos cuesta tanto asumir la responsabilidad y pedir disculpas?

Hay que saber que pedir disculpas no es nada instintivo, sino que se aprende de nuestros padres y cuidadores. Por otra parte, muchas personas piensan que disculparse es sinónimo de vulnerabilidad emocional, y por lo tanto nos hace débiles. En realidad, nos hace humanos. Las disculpas nos proporcionan felicidad, satisfacción y relaciones duraderas y sanas.

¿Cómo realmente pedir disculpas?

1. Sé sincera.

Tienes que pedir disculpas cuando estás llena de remordimientos, no porque te parece preferible hacerlo o porque te fuerzan a hacerlo. Es mejor esperar y disculparse de forma sincera que pedir unas disculpas forzadas.

2. Sé honesta y vulnerable.

Ser sincera significa ser honesta y vulnerable a la hora de pedir perdón. Obviamente, las disculpas pueden ser rechazadas, por eso dejar que las emociones fluyan ayuda a demostrar su sinceridad.

3. Admite tu culpa.

Asume tu parte de responsabilidad y tus errores. Tal vez te de miedo y sientas vergüenza, pero vale la pena.

4. Explica por qué lo hiciste y por qué fue una equivocación.

No se trata de buscar excusas sino te contar las razones de tus acciones y porqué consideras que no fue la mejor elección. Decir la verdad es la mejor manera de despertar compasión y empatía después de haber roto la confianza.

5. Usa el “yo”.

No intentes echar la culpa a otras personas mientras pides disculpas por tus errores, y empieza tus frases por “yo” para dejar claro que se trata de tus acciones, tu responsabilidad, tus errores, etc.

6. Di “lo siento”.

Pedir disculpas sin decir que lo sientes no tiene sentido. Además, tu interlocutor necesita oírtelo decir para saber que estás siendo sincera.

7. Haz las paces.

Después de haber dicho que lo sientes, la otra persona espera que le sugieras un plan para que pueda volver a confiar en ti. Es importante que digas que no volverás a equivocarte y que lo harás de otra manera la próxima vez.

8. No fuerces a que la otra persona te perdone.

Ahora que has pedido perdón, dale tiempo y espacio a tu interlocutor para que reflexione sobre lo ocurrido. La decisión de perdonar no depende de ti así que no le apresures y espera.

9. Recuerda que las disculpas no te hacen débil, te hacen más fuerte.

Admitir tu responsabilidad y pedir perdón cuando podrías huir corriendo requiere valor, fuerza y compasión.

Aunque herir y ser herido es inevitable, sí se puede aprender a pedir perdón y evitar romper relaciones. Inténtalo y agradecerás las consecuencias de este gesto simple y valiente.

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