¿A quién no le gustaría poder desconectar y relajarse en un plis después de un día duro e intenso de trabajo? La realidad es que descansar es esencial para llevar una vida sana y equilibrada. Sin embargo, nos puede parecer complicado algunas veces tumbarse en el sofá cuando tenemos que terminar un trabajo, poner una lavadora, fregar los platos, hacer unos recados, y hacer todas estas cosas que no podemos hacer en otro momento.
Por eso quiero compartir con vosotras unos trucos sencillos que se pueden incorporar a la rutina nocturna para ayudaros a bajar el ritmo y dormir mejor.
Antes de irte del trabajo, asegúrate de que hayas terminado lo importante del día, y deja preparada una lista de tareas pendientes para la mañana siguiente. Eso te permitirá organizar claramente tus ideas y dejarlas en papel y no en la cabeza. También antes de entrar en tu casa, di en voz alta “Dejo todo el estrés fuera de mi casa” y convéncete de ello.
Apagar las luces mandará una señal a tu cuerpo para que se relaje y vaya a la cama. Por lo tanto, atenúa las luces al llegar a casa, enciende algunas velas si quieres y pon un poco de música relajante.
Acostúmbrate a apagar los dispositivos, así como todos los medios de comunicación social (Facebook, email, Twitter, etc.) en un momento determinado cada noche. Todo puede esperar, menos tu descanso.
Las bebidas calientes alivian el cuerpo, así que tomate una manzanilla o un té de menta, y acurrúcate en el sofá con un buen libro.
Un baño o una ducha caliente por la noche hará que se evapore el estrés. Y si le añades sales y atenúas las luces, conseguirás eliminar las toxinas y relajarte.
El poder de los aromas y del aceite esencial relajante puede cambiar totalmente lo que tienes en la cabeza y en el corazón. Algunas gotas de aceite de lavanda en las sienes y las muñecas antes de acostarte, o incluso en la almohada, pueden ser muy beneficiosas y ayudarte a conciliar el sueño.
Para ayudarte a la hora de dormir, es esencial disponer de una cama acogedora, una almohada suave, una manta caliente, y una combinación de colores que te inviten a dormir.
Unos ejercicios básicos de yoga y estiramientos suaves ayudarán a que tu cuerpo se relaje. Prueba por ejemplo la postura del niño. Arrodíllate en el suelo, siéntate en los talones y pon el torso hacia abajo sobre tus muslos. Respira profundamente.
Céntrate en ti misma y en tu corazón. Acuéstate boca arriba y escanéate mentalmente desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Visualiza cada parte de tu cuerpo, y detente en dónde guardas el estrés y el malestar, y respira profundamente en esas zonas, y sigue el escáner.
Si te cuesta desconectar y relajarte, programa estás prácticas al acabar tu jornada de trabajo durante varios días, hasta que esta rutina te sea necesaria y parte de tu día.